domingo, 14 de julio de 2019

Descripción de JOSEP PLA 6 de Febrero 1939

Al salir de Barcelona, por la carretera del litoral, y atravesar, en una mañana de sol mediterráneo, tibio y rutilante , los pueblos de la costa de levante , uno queda sorprendido de la tranquilidad y de la paz que respiran. Estos pueblos no parecen haber conocido la guerra para nada. Están intactos.Hay, desde luego, una diferencia fundamental entre los pueblos industriales - donde la gente lleva en la cara las huellas del sufrimiento y el hambre- y los pueblos agrícolas, donde la desconfianza natural de los payeses frente a las utopías social-comunistas, les ha permitido con toda clase de arbitrismos perfectamente ilegales por lo que se refiere al gobierno de Negrín, pero absolutamente justos y lícitos, comer más o menos y ayudar indirectamente al triunfo de las armas nacionales. Negrín no ha podido con el individualismo magnífico de nuestros payeses. Frente a ellos murió la inflación y ellos destrozaron la moneda roja por negarse a aceptar los montones de papel, que con tanta prodigalidad eran ofrecidos. La tradición del Derecho romano, que se mantiene tan viva en el campo de Cataluña, con las variantes que lo perfeccionan, del derecho privado catalán, han sido un valladar absoluto a las locuras anarco-comunistas. Estos payeses, que son la tradición eterna de este país, han realizado una labor magnífica.
Estos pueblos de La Maresma, pues, están magníficos, pero en este momento sufren de incomunicación. Tiramos, desde el coche que `pasa velozmente por las poblaciones, unos ejemplares de LA VANGUARDIA ESPAÑOLA en Montgat, en Mataró, en Arenys de Mar, en Canet, en Pineda, en Malgrat y observamos la lucha que se produce entre la gente de las calles para apoderarse de un núm,ero del periódico. La pobre gente - que tuvo una radio escondida en el desván y ahora la ha sacado con la petulancia natural de la persona que ha llegado finalmente a una zona de seguridad- se encuentra hoy con la imposibilidad de tener información, por falta de lluz y de fuerza. Están pidiendo noticias. Ya las tendrán. En cuestión de días, quizá de horas. Todo va restableciéndose.
En todo caso hemos de decir que de todo lo que conocemos de la Cataluña liberada, esta parte de La Maresma nos ha parecido la más feliz, la vida más tranquila y sosegada, la que ha recobrado con más rapidez el ritmo de la normalización.
EL TORDERA
Abandonamos la costa, y el coche, por la carretera general de Madrid a La Junquera, penetra en el Interior. Hemos de pasar el Tordera. El puente está volado. Casi todos los puentes están volados. Este del Tordera es importante. El regimiento de pontoneros de Zaragoza está acampado bajo los chopos, construyendo un puente provisional. ¡ Muchachos magníficos estos pontoneros, que tantas veces han trabajado bajo las balas con una eficacia extraordinaria ! ¡Qué buenas caras, qué salud, qué musculaturas tensas! Nos piden noticias. Todo el mundo pide noticias. Ahora, en este momento, en Cataluña, la incomunicación es lo que más impresiona a todo el mundo.
Pasamos el Tordera en el puente de barcas y nos encontramos, en la otra parte, con un rebaño de dos o tres mil prisioneros que, conducidos por una pareja de la Guardia Civil, marchan, a pie, hacia Barcelona. El contraste con nuestras tropas es indescriptible. Primero sorprende la mezcla de viejos y de jóvenes, de hombres de pelo cano y de niños. Todos van arrastrando los pies y los harapos, con una tremenda actitud de desaliento y melancolía. ¿ Por quién ha luchado esta gente? ¿Dondes está la mirada altiva y soberbia del vencido auténtico? Todos fueron vencidos de antemano e hicieron la guerra a la fuerza y de cualquier manera.
Pasamos las colinas dulces delñ margen izquierda del Tordera y entramos a La Selva. Vidreras. Hay un campamento de Legionarios en las afueras del pueblo. El paisaje es de una calma y de una suavidad indescriptibles. Es imposible imaginar aquí, sobre esta tierra antigua, la ferocidad del comunismo ni los dolores desgarrados de la guerra. Sin embargo, las apariencias engañan. Todo esto lo ha vivido este país verde manzana salpicado de verde obscuro de los pinares y de los alcornoques de hoja perenne. Pensando en esta tierra tan amada y tan conocida de la persona que escribe estas líneas, construimos en otros tiempos apologías entusiastas de la vida del cazador de liebres y elogios un poco enfáticos de la buena cocina. ¡Qué tiempos aquellos ! ¿ Volverán algún día? Aquí soñamos, hace años, hacer la vida de pueblo y salir por la tarde con el cura y el farmacéutico a dar largos paseos al sol, hablando de las cosas de siempre. Aquí vimos el crepúsculo de nuestra adolescencia y hemos soñado en la aparición de la estrella de la noche y en el verso de Lamartine, tan elegante y sugestivo: Pâle étoile du soir, messagère lointaine...
PALAMOS
Por el valle de Aro bien situado entre las montañas de las Gabarras y el mar, llegamos, atravesando un paisaje de huertos y de olivos plateados, a Palamós. Sobre el pueblo se presenta la curva fabulosamente graciosa de su bahía. El pueblo, blanco y dorado, tiene bajo y la luz maravillosa de la mañana una apacibilidad estática. Uno piensa en las islas griegas, en los viejos paisajes de las Ciclades o de Creta. Hay un "cargo" monstruoso naufragado en la bahía. El pueblo, al llegar, nos parece deshabitado y vacío. Hay muchas casas destruidas. La gente, huyendo de los bombardeos y del terror, ha marchado al interior, y la población ha quedado solitaria y triste. En la carretera encontramos a la gente que vuelve al pueblo. Van arrastrando sus paquetes por el camino. Pero la cara iluminada de hombres y mujeres lo dice todo. La gente tiene la sensación de haber sido liberada y vuelve confiada a su fuego apagado y maltrecho.
En La Bisbal encontramos el primer almacén de Auxilio Social, por decirlo así, de primera línea. Los ojos de mi buen amigo se iluminan. ¡ Esto marcha ! - dice mi viejo maigo. Hay pan en abundancia, sardinas, higos secos, y almendras. La gente sale con la gorra llena de vituallas. Los elementos de " Auxilio Social " organizarán mañana un comedor para dar comida caliente. El entusiasmo es grande. Ya en La Bisbal, se ve, al lado de las ruinas humeantes dejadas por la brigada Líster, nuestra propaganda mural.
A La Bisbal llegan, lejanos, pero reales, los ruidos sordos del frente. Se oyen los zumbidos de los cañones, el ruido tremendo de los bombardeos aéreos. Se ha conquistado Torroella de Montgrí; se está envolviendo la vieja fortaleza de la época real catalana, Santa Catalina, y las tropas marchan hacia Figueras. A quince quilómetros del frente la vida ha reanudado su ritmo. El payés sale con su yunta a arar el campo. Un pequeño pastor monta la guardia de unas vacas pacíficas. Una vieja tartana se tambalea sobre la carretera. En la tarde fina todo se dibuja, hombres, animales, plantas, con una precisión exquisita. Sentimos una ternura activa por todo lo que nos rodea. Este es nuestro país. Aquí nacimos, aquí fuimos bautizados, aquí hemos hemos vivido los años de adolescencia, aquí tenemos nuestros antepasados soñando el sueño eterno. Aquí vimos desde un pequeño monte de los alrededores del pueblo, arder las iglesias de otros siete pueblos. ¡ Qué día ! Fué el 19 de julio de 1936. Fué quizá el día de más emoción de nuestra vida. ¿ Por qué quemaron las iglesias? ¿ Por qué quemaron el altar mayor de Palafrugell, que está en todas las historias del arte como uno de los especímenes del arte barroco, churrigueresco, más brillantes y más típicos del mundo ? El espectáculo de la destrucción inútil nos anonada, nos aplasta. ¿ Por qué estos hombres han hecho esto?.
Siete pequeñas iglesias, pues, ardían el 19 de julio de 1936 y yo presencié el espectáculo de esta destrucción impotente. Todas estas iglesias tenían a su lado unos minúsculos cementerios con viejos y agudos cipreses sobre sus paredes doradas y antiguas. En estos cementerios están mis antepasados enterrados para siempre.... si es que les dejaron dormir el sueño eterno. No quiero saberlo.
GERONA
Seguimos a Gerona, pero en el hostal de La Pera - se ve el pueblo de La Pera, patria del general Savalls, sobre un prado de una coloración acuosa y suave- la carretera está interrumpida. Hemos de volver atrás, porque los puentes están cortados y no han sido aun reconstruidos.
Vamos a Cassá de la Selva desde La Bisbal, por Santa Pallaya. Carretera de montaña, alta, con muchas curvas. Cuando llegamos al puerto se ve una gran extensión de tierra, cultivada, limpia, ordenada, magnífica. A flor de tierra palpita la eternidad de un orden jurídico. Al fondo se ve el mar, las islas Medas - donde en nuestra adolescencia comimos tantas y tan sabrosas sardinas - y el golfo de Rosas, que nos deslumbra con su luz de sol encendido. El panorama es soberbio, pero romántico como todos los panoramas, de un sinfonismo desorbitado y envolvente. Contra el panorama romántico, lo más sano es la buena cocina clásica, concreta y antigua que se va ya -¡ay!- perdiendo. En este mundo de hoy todo es demasiado panorámico.
Bueno; llegamos a tierras de Gerona, después de pasr por Cassá de la Selva, donde hay otro magnífico campamento de legionarios y una oficina de Auxilio Social que ya funciona admirablemente. Vamos siguiendo hacia Gerona la margen derecha del río Onyar, que desarrolla unas curvas muy bellas y tiene unas árboles de una caligrafía esbelta. De pronto aparecen las primeras casas bajas de la ciudad y sobre ellas el campanario gótico de Sant Feliu y el de la Catedral, con el angel decapitado por una bombarda francesa. ! Gerona ¡ ¡Cuantos recuerdos ! Aquí estudiamos el bachillerato, estuvimos internos en un colegio, discutimos con un ardor pueril a Santo Tomás y a Kant y a don Arturo Schopenhauer, que nos pareció siempre demasiado divertido, intelectualmente, para ser pesimista; a Rusiñol, al escultor Arístides Maillol, el gran escultor francés, a toda una tropa de gentes magníficas.
Gerona es hoy un campamento. La música de la cuarta de Navarra, toca aires del Baztán en la Plaza de las Coles, que luego fué Rambla de la Libertad y luego ha tenido innumerables nombres, según la situación política. En el café Norat, donde aprendimos a tomar café, no han dejado ni las cucharillas. En el hotel del Centro no hay nada, no se encuentra nada. Los cronistas de guerra nos habían dicho que una tercera parte de la población está destruída. Cuantitativamente es exagerado. Cualitativamente, los rojos han destruído la Gerona moderna, es decir las fuentes de vida. La fábrica de Portabella está hecha polvo. ¡ Y tantas otras cosas !. Gerona produce una impresión tremenda. En la algarabía campamental de la población, salpicada de boinas rojas, sentimos una sensación de soledad y de abadonos indescriptibles. La Gerona de nuestra juventud, la que conocimos y amamos tanto, tendrá dentro de poco un perfil, un espíritu, un alma distinta. Este asentamiento actual, ¿ qué formas de vida crará con el tiempo ?.
Al anochecer regresamos a Barcelona por la general de Madrid. Camiones a cada paso. Puentes volados, más o menos restablecidos. En la carretera, los faros de los coches hacen unos juegos estupendos. La carretera está llena de vida. A su alrededor el campo entra en una paz y en un silencio indiferentes.

sábado, 3 de junio de 2017

Un d’ells va ser Eusebi Güell i Bacigalupi (1846-1918), primer comte Güell, industrial i empresari, reconegut, sobretot, per ser el gran mecenes de l’arquitecte Antoni Gaudí, a qui va encarregar un bon nombre d’edificis com el Palau Güell, l’església de la Colònia Güell, el Park Güell, els pavellons de la finca Güell i l’anomenada Quadra del Garraf, entre d’altres. Construcció el 1927 de la canalització a l’avinguda Gaudí (en aquells dies, de Primo de Rivera), en direcció a la Sagrada Família. Construcció el 1927 de la canalització a l’avinguda Gaudí (en aquells dies, de Primo de Rivera), en direcció a la Sagrada Família. ARXIU DE LA SOCIETAT GENERAL D’AIGÜES DE BARCELONA Però si la vinculació de Güell a la creació d’alguns dels edificis més singulars de Gaudí és ben coneguda, la seva participació en la guerra de l’aigua i els detalls del seu projecte per proveir la ciutat a finals del segle XIX i començaments del XX, són menys populars i se circumscriuen a l’àmbit acadèmic. En aquesta història de la Barcelona del vuit-cents és inèdit que Güell comprés un bon nombre de propietats a la zona nord de la ciutat, en terrenys de la vila de les Corts i Sarrià, en aquells dies municipis independents. El treball realitzat per Luis Gueilburt, expert gaudinià, per definir els límits, l’extensió i l’evolució de la finca Güell entre els anys 1859 i 1918, l’ha portat a determinar que aquesta propietat va arribar a aglutinar fins a 10 masies i terrenys rústics que s’estenien per gairebé 90 hectàrees, molt superior a les 20 o 30 que s’ha defensat fins ara. Una adquisició gens arbitrària, sinó que va tenir molt a veure amb el pla de controlar el subministrament d’aigua: Güell va comprar els terrenys per facilitar la instal·lació de les conduccions que permetessin repartir l’aigua per tota la ciutat des d’uns dipòsits que construiria a la zona alta de Pedralbes. Entre les moltes propietats que Eusebi Güell va heretar del seu pare Joan Güell i Ferrer el 1872, hi havia la Casa de Camp de les Corts, una finca que havia adquirit als afores de Barcelona el 1859, en aquest moment vila independent. Un dels primers encàrrecs que va realitzar Güell a Antoni Gaudí va ser la construcció d’unes cavallerisses per donar aixopluc als seus cavalls i un picador en la seva nova finca, una casa per al porter i una gran porta de ferro, la del drac Ladó, amb la qual poder tancar l’accés a la mateixa finca, a més d’un mur perimetral que incloïa diverses portes d’accés; un conjunt que aviat va despertar l’admiració dels seus conciutadans, cosa que segurament pretenia Güell. En aquell moment, segons consta al registre de la propietat, tal com Gueilburt ha constatat al seu llibre Gaudí i el Registre de la Propietat, de 2003, la finca tenia una extensió d’una mica més de quatre hectàrees, en les quals hi havia jardins, tarongers, boscos, fruiters i vinyes. Mapa que mostra la enorme extensió de la finda Güell, des del nucli original, en verd fosc, fins a Sant Just Desvern i el camp del Barça. Mapa que mostra la enorme extensió de la finda Güell, des del nucli original, en verd fosc, fins a Sant Just Desvern i el camp del Barça. LUIS GUEILBURT / ESTANISLAU ROCA / JOAN FLORIT Però les propietats d’Eusebi Güell al voltant d’aquest nucli principal no van fer res més que créixer, tal com ha reconstruït Gueilburt després de consultar la documentació dels arxius de les Corts i Sarrià, l’Arxiu Nacional de Catalunya, l’Arxiu Històric de la UB, l’arxiu de la Càtedra Gaudí i el Registre de la Propietat. A la finca heretada del seu pare el 1872, també anomenada Can Custó, Mas Monterols, Vinyals i Torre Güell, el primer comte va afegir el 1882 Cal Feliu, que incloïa les finques de l’Olivar i Garroferes. Aquest mateix any va adquirir Can Baldiró i, l’any següent, Can Berra, coneguda també com Can Cuiàs de la Riera. Entre 1884 i 1887 Gaudí va fer reformes a la casa principal de la finca i va realitzar l’entrada monumental, que encara avui es pot admirar. Però el comte no va parar. El 1885 va comprar les propietats de Can Bacardí o Ermengol, i el 1888 les terres i la masia de Torre Blanca o Can Granota, que incloïa Can Xica d’en Guerra. El 1890 adquireix Can Llopis, la finca propietat de Baldomero Llopis Guix, situada als límits amb la població de Sant Just Desvern, per sobre fins i tot del monestir de Pedralbes, al costat de l’actual carretera de les Aigües; el 1896 compra Can Raspall, Llavallol i la Torre Gran, i el 1899 Can Duran de les Escales, que incloïa Can Torre Xica o Can Vidal, una propietat enorme de 28 hectàrees. La reconstrucció d’aquesta vasta propietat, a partir de les dades obtingudes per Gueilburt, ha estat realitzada pels arquitectes Estanislau Roca i Joan Florit gràcies a la utilització de mapes i cartografies de l’època que s’han superposat amb els mapes actuals per acabar obtenint un pla de síntesi que permet delimitar l’extensió i els límits de la Finca Güell: en total, 87,3 hectàrees, quatre vegades més que el que s’havia associat fins ara amb la propietat del comte i que es corresponia amb el perímetre que va fer Gaudí. La situació de les finques en el pla delata com, de l’interès per conformar una propietat al voltant del nucli primer i principal de Can Custó, on hi havia l’habitatge familiar dels Güell, es va passar a configurar una propietat allargada que busca tant connectar-se amb la població veïna de Sant Just Desvern, més enllà de la carretera de les Aigües —amb la compra de Can Llopis el 1890—, com endinsar-se a l’interior de Barcelona amb la compra de Torre Blanca el 1888, situada al costat del camp del Barça i el cementiri de les Corts. Per a Gueilburt no hi ha dubte que la resposta a aquesta forma allargada s’ha de buscar en relació amb l’interès que va demostrar Eusebi Güell per controlar el proveïment de l’aigua a la Barcelona de la fi del segle XIX.

Un d’ells va ser Eusebi Güell i Bacigalupi (1846-1918), primer comte Güell, industrial i empresari, reconegut, sobretot, per ser el gran mecenes de l’arquitecte Antoni Gaudí, a qui va encarregar un bon nombre d’edificis com el Palau Güell, l’església de la Colònia Güell, el Park Güell, els pavellons de la finca Güell i l’anomenada Quadra del Garraf, entre d’altres.


Construcció el 1927 de la canalització a l’avinguda Gaudí (en aquells dies, de Primo de Rivera), en direcció a la Sagrada Família.
Construcció el 1927 de la canalització a l’avinguda Gaudí (en aquells dies, de Primo de Rivera), en direcció a la Sagrada Família. ARXIU DE LA SOCIETAT GENERAL D’AIGÜES DE BARCELONA


Però si la vinculació de Güell a la creació d’alguns dels edificis més singulars de Gaudí és ben coneguda, la seva participació en la guerra de l’aigua i els detalls del seu projecte per proveir la ciutat a finals del segle XIX i començaments del XX, són menys populars i se circumscriuen a l’àmbit acadèmic. En aquesta història de la Barcelona del vuit-cents és inèdit que Güell comprés un bon nombre de propietats a la zona nord de la ciutat, en terrenys de la vila de les Corts i Sarrià, en aquells dies municipis independents. El treball realitzat per Luis Gueilburt, expert gaudinià, per definir els límits, l’extensió i l’evolució de la finca Güell entre els anys 1859 i 1918, l’ha portat a determinar que aquesta propietat va arribar a aglutinar fins a 10 masies i terrenys rústics que s’estenien per gairebé 90 hectàrees, molt superior a les 20 o 30 que s’ha defensat fins ara. Una adquisició gens arbitrària, sinó que va tenir molt a veure amb el pla de controlar el subministrament d’aigua: Güell va comprar els terrenys per facilitar la instal·lació de les conduccions que permetessin repartir l’aigua per tota la ciutat des d’uns dipòsits que construiria a la zona alta de Pedralbes.
Entre les moltes propietats que Eusebi Güell va heretar del seu pare Joan Güell i Ferrer el 1872, hi havia la Casa de Camp de les Corts, una finca que havia adquirit als afores de Barcelona el 1859, en aquest moment vila independent. Un dels primers encàrrecs que va realitzar Güell a Antoni Gaudí va ser la construcció d’unes cavallerisses per donar aixopluc als seus cavalls i un picador en la seva nova finca, una casa per al porter i una gran porta de ferro, la del drac Ladó, amb la qual poder tancar l’accés a la mateixa finca, a més d’un mur perimetral que incloïa diverses portes d’accés; un conjunt que aviat va despertar l’admiració dels seus conciutadans, cosa que segurament pretenia Güell. En aquell moment, segons consta al registre de la propietat, tal com Gueilburt ha constatat al seu llibre Gaudí i el Registre de la Propietat, de 2003, la finca tenia una extensió d’una mica més de quatre hectàrees, en les quals hi havia jardins, tarongers, boscos, fruiters i vinyes.


Mapa que mostra la enorme extensió de la finda Güell, des del nucli original, en verd fosc, fins a Sant Just Desvern i el camp del Barça.
Mapa que mostra la enorme extensió de la finda Güell, des del nucli original, en verd fosc, fins a Sant Just Desvern i el camp del Barça. LUIS GUEILBURT / ESTANISLAU ROCA / JOAN FLORIT


Però les propietats d’Eusebi Güell al voltant d’aquest nucli principal no van fer res més que créixer, tal com ha reconstruït Gueilburt després de consultar la documentació dels arxius de les Corts i Sarrià, l’Arxiu Nacional de Catalunya, l’Arxiu Històric de la UB, l’arxiu de la Càtedra Gaudí i el Registre de la Propietat. A la finca heretada del seu pare el 1872, també anomenada Can Custó, Mas Monterols, Vinyals i Torre Güell, el primer comte va afegir el 1882 Cal Feliu, que incloïa les finques de l’Olivar i Garroferes. Aquest mateix any va adquirir Can Baldiró i, l’any següent, Can Berra, coneguda també com Can Cuiàs de la Riera. Entre 1884 i 1887 Gaudí va fer reformes a la casa principal de la finca i va realitzar l’entrada monumental, que encara avui es pot admirar.
Però el comte no va parar. El 1885 va comprar les propietats de Can Bacardí o Ermengol, i el 1888 les terres i la masia de Torre Blanca o Can Granota, que incloïa Can Xica d’en Guerra. El 1890 adquireix Can Llopis, la finca propietat de Baldomero Llopis Guix, situada als límits amb la població de Sant Just Desvern, per sobre fins i tot del monestir de Pedralbes, al costat de l’actual carretera de les Aigües; el 1896 compra Can Raspall, Llavallol i la Torre Gran, i el 1899 Can Duran de les Escales, que incloïa Can Torre Xica o Can Vidal, una propietat enorme de 28 hectàrees. La reconstrucció d’aquesta vasta propietat, a partir de les dades obtingudes per Gueilburt, ha estat realitzada pels arquitectes Estanislau Roca i Joan Florit gràcies a la utilització de mapes i cartografies de l’època que s’han superposat amb els mapes actuals per acabar obtenint un pla de síntesi que permet delimitar l’extensió i els límits de la Finca Güell: en total, 87,3 hectàrees, quatre vegades més que el que s’havia associat fins ara amb la propietat del comte i que es corresponia amb el perímetre que va fer Gaudí.
La situació de les finques en el pla delata com, de l’interès per conformar una propietat al voltant del nucli primer i principal de Can Custó, on hi havia l’habitatge familiar dels Güell, es va passar a configurar una propietat allargada que busca tant connectar-se amb la població veïna de Sant Just Desvern, més enllà de la carretera de les Aigües —amb la compra de Can Llopis el 1890—, com endinsar-se a l’interior de Barcelona amb la compra de Torre Blanca el 1888, situada al costat del camp del Barça i el cementiri de les Corts. Per a Gueilburt no hi ha dubte que la resposta a aquesta forma allargada s’ha de buscar en relació amb l’interès que va demostrar Eusebi Güell per controlar el proveïment de l’aigua a la Barcelona de la fi del segle XIX.

martes, 4 de abril de 2017

Ultimas Tardes con TERESA la Novela Realista de Juan Marse

Tendencia del realismo social: objetivismo y realismo crítico · El objetivismo (realismo objetivo) presenta la realidad desde una perspectiva neutral, pues entiende la novela como un testimonio de la época. Sigue la teoría conductista o behaviourista, según la cual, la literatura sólo debe recoger las acciones y palabras de los personajes y los ambientes, como una cámara de filmar, sin explicar los pensamientos de aquéllos. La novela objetivista se caracteriza por los siguientes aspectos: el autor no aparece en la obra; se limita la importancia del protagonista (que está descrito por sus rasgos externos), o bien aparece un protagonista colectivo; se concentra el tiempo y el espacio, y es una novela sencilla de estructura y estilo. Destacan autores como Carmen Martín Gaite (Entre visillos), Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama) ... · El realismo crítico es, a menudo, una evolución del objetivismo. Así, pues, pretende denunciar de forma más explícita las injusticias sociales. El escritor asume un compromiso con la realidad, ya que intenta transformarla. Apoyaban esta tendencia las editoriales Seix Barral y Destino. Las obras enmarcadas en el realismo crítico suelen presentar personajes-tipo, es decir, representativos de su clase, antes que seres individualizados. Autores destacados fueron Luis Goytisolo (Las afueras), Alfonso Grosso (La zanja), etc. 

jueves, 30 de marzo de 2017

El Modernismo en Gran Bretaña , Europa y Barcelona

  1. Arquitectura modernista  
  2. Se desarrolló entre 1890 y 1910. El término Modernismo se aplica en España, pero en Bélgica y Francia se llamó Art Nouveau y en Alemania Jugendstil. Aunque algunos de sus componentes enlazan con el Neogótico y con el movimiento artesanal inglés llamado Arts and Crafts, los modernistas aspiraban a crear nuevas formas.
  3.   Es muy difícil establecer unos caracteres generales para este movimiento ya que cada uno de los autores tuvo su propio lenguaje expresivo. 
  4. Coinciden en:
  5.   La variedad de materiales. Emplean el hierro, que les facilita curvar o retorcer las líneas; el vidrio, para multiplicar los efectos luminosos, la profundidad y la unión entre el exterior y el interior; el hormigón, porque permite crear espacios abiertos de estructuras muy simples, lo que supone una gran facilidad para transformar las habitaciones cambiando los tabiques; usan también el ladrillo y la piedra, así como la cerámica y el mosaico, que colaboran en una decoración de apariencia fantástica. 
  6.  La unificación de las artes, fundiendo las artes mayores con las artes aplicadas (decoración, diseño, mobiliario, etc.).
  7.  
  8.  El Modernismo tuvo dos tendencias:
  9.  Una es el Modernismo decorativo, que se caracteriza por la fantasía creadora y por el interés en imitar las formas de la naturaleza, las líneas curvas y el arabesco; se desarrolla en Bélgica, Francia y España.
  10.  La otra tendencia es el Modernismo geométrico, más racional, que encontramos en Escocia y Austria.

  11.  Modernismo geométrico
  12.  En Escocia hubo una figura realmente excepcional, Charles Mackintosh. En su obra más conseguida, el edificio para la Escuela de arte de Glasgow, pone en evidencia su sentido lineal de la arquitectura, la simplicidad de los volúmenes cúbicos, que anuncian las construcciones del siglo XX. Entre las características más relevantes de la fachada están las cancelas de hierro forjado, la sobriedad ornamental y los grandes ventanales.
  13. Obra: Escuela de arte de Glasgow, de Mackintosh
  14.   También en Austria, los arquitectos caminaron hacia experiencias racionalistas. Fue el caso de Otto Wagner (Caja Postal de Ahorros, de Viena), el maestro de todos ellos, y de Adolf Loos con la obra casa steiner, que será uno de los creadores del movimiento moderno.
  15. obra: Caja Postal de Ahorros, de Otto Wagner
  16.           Casa Steiner de, de Adolf Loos
  17.  Modernismo decorativo
  18.   Fue en Bélgica donde surgió esta tendencia que más tarde se difundió en otros países. Bélgica, que en 1831 había visto reconocida su independencia buscaba constituir su estilo nacional. Víctor Horta era el arquitecto oficial de Bruselas. Utilizó el hierro en lo estructural y en lo decorativo, con lazos vegetales entrelazados y arabescos en las rejas de los balcones, en las barandillas de las escaleras, etc. La línea curva se convierte en prioritaria, como podemos observar en la casa Tassel.
  19. Obra: Casa para el ingeniero Tassel, de Horta
  20.   Bélgica influyó en Francia, donde el estilo fue sólo una moda pasajera. En París, Héctor Guimard lo aplicó a las estaciones del Metro, con singulares armaduras de hierro y cristal, libres e imaginativas.
  21.   En Alemania Van de Velde fundó  la Escuela de Artes y Oficios de Weimar y colaboró en la Werkbund, primera escuela de diseño moderno, precursora de la Bauhaus. .

  22. El modernismo catalán. La obra de Gaudí.

  23.  
  24.  Existía en Cataluña, a finales de siglo, una próspera burguesía industrial, culta y nacionalista, que prestó su apoyo a los arquitectos. Su dinamismo económico, unido al resurgir de la cultura catalana, la Renaixença, llevó a estos burgueses a aceptar unas formas artísticas que enlazaban con el Neogótico, pero intentando que, al mismo tiempo, fueran originales y refinadas para reflejar su riqueza y distinción.

  25. Antonio Gaudí fue el genio del Modernismo en España.
  26.   La obra de Gaudí cumplía todos estos requisitos, además de su amor por la curva, su interés por las texturas y motivos de la naturaleza. En la manera de manejar los huecos, se comportaba como un escultor. El Gaudí ornamental sigue conquistando todavía hoy al gran público. No obstante, no podemos olvidar que, junto al espíritu  que enmascara las formas con una enredadera de superposiciones escultóricas o de mosaicos, Antonio Gaudí fue también un arquitecto inventor de formas constructivas y espacios interiores.
CARACTERISTICAS
-Recurre a estilos medievales especialmente al Gótico. De la arquitectura islámica toma el uso de la decoración de AZULEJOS.

-Se inspira en las formas de la naturaleza (plantas, flores, tallos...) que dotan al edificio de gran dinamismo y flexibilidad, surgen así formas helicoidales, parábolas, líneas curvas...demostrando un profundo conocimiento de las propiedades de los materiales.

-Presta atención al color buscando crear una arquitectura colorista.

-Utiliza materiales de desecho para revestir los edificios practicando una una arquitectura que podría calificarse de ecológica.Usa la técnica del trencadís (mosaico realizado manualmente con fragmentos de cerámicas troceadas).

-Tiene una concepción escultórica de la arquitectura a la que impregna de un gran simbolismo y misticismo propio de un artista profundamente religioso.

 Destaca una primera etapa historicista con influencia del arte gótico e islámico.
  1. Obras:
  2.  El Capricho, de Gaudí
  3. Palacio Episcopal de Astorga, de Gaudí
  4.   
  5.  En arquitectura civil   donde la fantasía está presente en sus obras.
  6. Destacan la casa Batlló, la Casa Milá y el Parque Güell.
  7.  La primera . 
  8.  Casa Batlló, de Gaudí Obra de 1904. En este caso, Josep Batlló encargó a Gaudí la renovación total de un edificio ya existente. La intervención de Gaudí fue tan radical que lo convirtió en un edificio nuevo. se caracteriza por sus columnas en forma de huesos, el tejado de escamas verdosas como el dorso de un dragón y los balcones que parecen antifaces de hierro forjado y toda la decoración de cerámica de la fachada y la azotea. La fachada es, probablemente, la más espectacular de la ciudad. Tiene formas óseas y aspecto de esqueleto. Las columnas del primer piso parecen huesos, y los balcones, fragmentos de cráneos, en los que se observan las aberturas de los ojos y la nariz. Está decorada con cerámica, piedra y hierro forjado, que le proporcionan una gran belleza.
  9.  El tejado tiene forma ondulada y recuerda la espalda de un dragón; las tejas que lo recubren simulan escamas. Está rematado con una torre con la cruz de cuatro brazos, típica de Gaud

  10. Casa Milá o La Pedrera, de Gaudí Se le denomina así porque era una pedrera o cantera cuando empezó a construirse. Realizada entre 1906 y 1910 es el ejemplo más importante de arquitectura civil del Modernismo y de Gaudí (la obra religiosa más importante es la Sagrada Familia). Hace chaflán al paseo de Gracia y a la calle Provenza.
  11.  Casa Milá o La Pedrera, de Gaudí Era una vivienda de alquiler típica del ensanche pero más de lujo. El solar le permitía hacer dos viviendas y las dos están unidas en un solo tratamiento El diseño de Gaudí se caracteriza por el concepto vivo y orgánico de la construcción, pisos con movimientos independientes uno de otro, líneas onduladas y de gran valor plástico.
  12. Tiene extraños tejados, poderosas ondulaciones y un interior de pasillos curvos y superficies trapezoidales. 
  13. El parque Güell, encargado por su amigo y protector, el financiero Eusebio Güell, es un jardín único en la historia del arte europeo. Su originalidad descansa en el uso de mosaicos de colores, en las superficies onduladas y en los pilares inclinados que hacen de contrafuerte al empuje del terreno.



  14.  Arquitectura religiosa.  En 1883, había recibido el encargo de dirigir las obras de la Sagrada Familia de Barcelona. Sólo llegó a terminar una de las fachadas del crucero, la llamada fachada del Nacimiento. El proyecto, cuyos trabajos continúan en la actualidad, consistía en una iglesia de cruz latina con cinco naves, dentro de un estilo neogótico, con tres fachadas sobre las que se desarrollarían más de cien especies vegetales y decenas de esculturas. Las torres, de perfil parabólico, están horadadas para resistir mejor los vientos, siendo a la vez instrumentos sonoros. Los remates superiores, dorados y esmaltados con cerámicas de Murano, llevan huecos para poder instalar reflectores.
  15. La Sagrada Familia, de Gaudí El templo, cuando esté terminado, dispondrá de 18 torres: cuatro en cada una de las tres entradas-portales y, a modo de cúpulas, se dispondrá un sistema de seis torres, con la torre cimborio central, dedicada a Jesús, de 170 metros de altura, otras cuatro alrededor de ésta, dedicadas a los evangelistas, y un segundo cimborio dedicado a la Virgen. El interior estará formado por innovadoras columnas arborescentes inclinadas y bóvedas basadas en hiperboloides y paraboloides buscando la forma óptima de la catenaria.
  16. En 1926 murió Gaudí; sólo se había construido una torre. Del proyecto del edificio sólo se conservaban planos y un modelo en yeso que resultó muy dañado durante la Guerra Civil española. Desde entonces han proseguido las obras: actualmente están terminados los portales del Nacimiento y de la Pasión, y se ha iniciado el de la Gloria, y están en ejecución las bóvedas interiores. La obra que realizó Gaudí, es decir, la fachada del Nacimiento y la cripta, ha sido incluida por la Unesco en el año 2005 en el Sitio del Patrimonio mundial «Obras de Antoni Gaudí». Es además, desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.

lunes, 13 de agosto de 2012

La Barcelona de la Cultura y de la Juerga



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Harold Goodwin, especialista en turismo responsable

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet

"Barcelona tiene que elegir: cultura o juerga"

13/08/2012 - 00:00
Foto: Jordi Play
VÍCTOR-M. AMELA
Progreso solidario
Progreso solidario Es director del Centro Internacional para el Turismo Responsable, concepto del que fue pionero hace ya una docena de años. Aterriza en Barcelona para participar en unas jornadas sobre turismo para el desarrollo (organizadas por la Obra Social de La Caixa y en colaboración con xarxaturismeresponsable.wordpress.com): fomentan un tipo de turismo solidario que contribuya al progreso y el bienestar de las sociedades de países en vías de desarrollo. Aprovechamos para pasear por la Rambla y reflexionar sobre la gestión de nuestro turismo, acerca de la que Goodwin manifiesta bastantes recelos. Lo cierto es que el fenómeno del turismo ha cambiado la faz del mundo y seguirá haciéndolo.
Ha viajado usted mucho?
Durante años guié a grupos de turistas en diversos países. Vi lo bastante para entender lo dañina que puede ser una actividad turística mal gestionada.

¿Dañina para quién?
Para la vida cotidiana de una localidad.

Póngame un ejemplo.
Pregúntese si el turismo que recibe Barcelona está al servicio de la ciudad... o si es la ciudad la que está al servicio del turismo.

¿Cómo lo ve usted?
Sólo los residentes pueden responder la pregunta. Su sensación es lo único que cuenta.

Mucho barcelonés siente lo segundo...
Significa que los barceloneses permiten que sus autoridades gestionen mal la actividad turística: no sería un turismo responsable.

¿Cómo es el turismo responsable?
Contribuye a mejorar el patrimonio cultural de la ciudad, la calidad de sus espacios y la vida cotidiana de sus residentes.

Deme un ejemplo.
Barcelona organiza un maratón en el que corren residentes, visitantes, turistas... integrados en igualdad: ¡turismo responsable!

¿Y las masas de turistas rambleando?
Alteran el ecosistema original de esa zona.

¡Pero dejan dinero en los comercios!
Lo que se gana por un lado puede estar perdiéndose por otro. Y no dejan tanto...

¿Ah, no?
Yo he paseado, he disfrutado de artistas callejeros... sin soltar un céntimo. Una caña y una tapa. Lo lamento por los barceloneses.

¿Por qué?
Supongo que se sienten tan excluidos de la Rambla como yo de Trafalgar Square, ya colonizado por turistas. ¡Son zonas entregadas en sacrificio al dios del turismo!

¿Cómo se nos ve por ahí afuera?
"Me encanta Barcelona..., ¡pero vigila que no te roben o te timen en la Rambla!"

Pinta usted muy mal panorama...
Aún pueden vivirse experiencias auténticas en zonas de esta ciudad. Pero es frágil...

¿Qué cantidad de turistas es dañina?
No es la cantidad, es cómo se comportan. Pueden dañar sólo una parte de la ciudad.

Cite algún otro ejemplo.
Recuerdo haber visitado el reloj de Praga con un grupo de cincuenta personas. Ahora se agolpan tres mil: es otra experiencia...

¿Qué debería hacer Barcelona para fomentar el turismo responsable?
Apostar por su patrimonio arquitectónico y cultural. Son los políticos los que pueden promover que la ciudad tenga una identidad fuerte y vengan turistas que favorezcan esa imagen. ¡O cultura o juerga!

¿Y por qué no ambas cosas a la vez?
Es muy difícil sumarlas, demasiado confuso. Hay que elegir. O engrandeces tu patrimonio cultural o tus salas de fiestas.

¿Aplicaría una tasa turística?
Sólo si se reinvierte en mejorar las condiciones de vida de los residentes y el patrimonio cultural de la ciudad. Si se destina a promover la actividad turística... ¡mal!

¿Y qué opina de los cruceros?
Cinco mil personas encerradas en un barco dando tumbos no alteran la vida de nadie, y además hoy reciclan muy bien sus residuos. Está bien... hasta que invaden una ciudad.

¿Y de un safari en África?
Convierte al lugareño en figurante de sesión fotográfica. No es turismo responsable.

¿Cómo lo hacen otras capitales?
Se reinventan para ser destinos de calidad. Es algo que sus habitantes eligen.

¿Cuántos turistas hay en el mundo?
Al año, 1.600 millones de personas cruzan fronteras por placer. Y el turismo interior.

¿Puede el turismo destruir un país?
Puede modificar su estilo de vida: con la llegada del ferry, una villa de pescadores como Ramsgate creció hasta ser una villa comercial. Luego llegó el ferrocarril y pasó a ser segunda residencia de londinenses. Y luego llegaron los aviones, se fueron a España de vacaciones y reciben estudiantes de idiomas: ¡hoy es un centro cultural!

¿Turismo responsable y sostenible son lo mismo?
Que sea sostenible es sólo un aspecto del turismo responsable. Será sostenible si el beneficio que procura supera el daño que ocasiona. Hay en Alemania un grupo de turoperadores que organizan viajes en avión a distancias superiores a 2.000 kilómetros sólo si los viajeros se comprometen a permanecer más de una semana en destino.

¿Por qué?
Para minimizar la contaminación del combustible de los aviones.

¿Y qué pasará con el turismo si se termina el petróleo?
Variará el turismo, pero no desaparecerá.

¿Desde cuándo hay turistas?
Desde mediados del siglo XIX, cuando se inventó el ferrocarril.

¿Qué opina del turismo de deporte de aventura?
Puede ser muy, muy intrusivo. ¡Ah, y el ecoturismo puede dañar espacios naturales!

¿Nunca ve usted el lado bueno?
Me cuesta.

Deme un modelo que imitar, por favor.
Copenhague no lo ha hecho nada mal. Ha integrado bien a los autóctonos y a los visitantes. Y también Ciudad del Cabo.

¿Y Cancún?
Es el tributo que pagamos para poder proporcionar vacaciones a las masas.

¿Cuál es su ideal de vacaciones?
Una casita de campo en Yorkshire y pasear.


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jueves, 3 de mayo de 2012

Barcelona de Las Tertulias


Barcelona ha sido, ya desde el siglo XIX, ciudad de tertulias. Los amantes -y practicantes- de las letras siempre han tenido tendencia a encontrarse, para hablar no sólo de literatura sino de cualquier otra cuestión que merezca su interés, ya sea el cine o el fútbol. En los últimos años, la actividad de las tertulias no ha decaído y la pasión por el intercambio de pareceres literarios se ha visto además incrementada por la proliferación de los clubes de lectura. Los amantes de las letras se citan, como antaño, en los bares, pero ahora lo hacen también en las bibliotecas y en los foros y blogs de internet Portada del suplemento Cutlura|s del miércoles 2 de mayo de 2012 EL INVIERNO DEL DIBUJANTE Las imágenes de estas páginas dedicadas a las tertulias pertenecen a la obra 'El invierno del dibujante', de Paco Roca (Valencia, 1969). En este premiado cómic (entre otros, premio al mejor guión y mejor obra española del Salón del Cómic de Barcelona), publicado por editorial Astiberri, Roca recrea la vida de los dibujantes de historietas en los años de la España franquista y, entre otros muchos detalles, se puede ver las habituales reuniones de los autores en algún bar, una costumbre común, entonces y ahora, de dibujantes y escritores Son las cinco y cuarto de una tarde de viernes y Juan Gallardo, alias Curtis Garland, alias Donald Curtis, alias Frank Logan, entre otros alias repartidos en las portadas de dos mil novelas, dice que mañana es la misa por el cuarto aniversario de la muerte de su esposa y que, por tanto, pronto hará cuatro años que existe esta tertulia. Estamos en el Bar Leonés del Paral·lel, en Barcelona. Hace poco que se reúnen aquí: la sede tradicional era El Rincón del Artista, pero tras una discusión con los camareros decidieron no volver. En la mesa se encuentran el editor Gabriel Bravo, el bloguero Juan Carlos Alquézar y los escritores Javier Pérez Andújar, Robert Juan-Cantavella y Juan Gallardo, quien preside la tertulia. Dos invitados acuden hoy por primera vez: el cineasta Francesc Bellmunt y el ensayista Xavier Theros, que han venido a enseñarles escenas de un documental en que trabajan sobre la Sexta Flota en Barcelona y a hablar de aquella época. La de una ciudad desaparecida, que se hundió junto con una mitología popular de cabarets, actores secundarios, poetas malditos y bolsilibros. Curtis Garland nos enseña su última novela, La máscara y la muerte. "Siempre nos trae libros nuevos -me cuenta Robert-, este es la continuación de Las oscuras nostalgias, protagonizada por el mismo detective, donde aparece en portada una foto de Tere, porque a ella le encantaba esa novela, pero no la vio publicada en vida". En el desaparecido café Delicias, de la Rambla, Moratín instauró a principios del siglo XIX una tertulia literaria que duró lo que sus estancias en la Ciudad Condal. Andersen escribió en la segunda mitad del siglo sobre las conversaciones de la comunidad diplomática en la chocolatería de la Ópera, cercana a su Hotel Oriente. Las tertulias y recitales de Els Quatre Gats contaron con interlocutores como Isidre Nonell, Ramon Casas o Pablo Picasso. La Penya dels Vells del Ateneu Barcelonés estaba formada por figuras del peso de Domènech i Montaner o Àngel Guimerà; la Penya Gran por otras como Santiago Rusiñol, Josep Maria de Sagarra, Carles Riba, Joan Crexells o Josep Pla. Y en su Jardín Romántico los autores locales se encontraron con Unamuno, Baroja, Lorca o Dalí. No hay más que dejarse llevar por la sonoridad de los nombres de algunos extintos bares y cafés barceloneses para recorrer la República y el franquismo: La Luna, El Oro del Rhin, el Navarro, el Términus. En algunos de ellos animó tertulias literarias José María Gironella, que le hace decir a un personaje de Los cipreses no creen en Dios: "Soy un hombre de tertulias". También José María Carandell fue alma máter de muchas en aquellos años turbulentos, como me recuerda Pedro Zarraluki: "¡Ah!, sería imperdonable no hablar de las que montaba Carandell, yo iba de joven, teníamos que ir cambiando de café, porque cuando nos localizaban los fachas amenazaban con poner una bomba; allí conocí a Marsé, a José Agustín Goytisolo, a un montón de grandes escritores; y luego, después de hablar mucho de literatura, acabábamos tomando copas en Bocaccio". La década de los setenta está atravesada por esa fricción entre escritura y política. Los encuentros en el Velòdrom de Josep Miquel Servià, Vicenç Altaió, Rosa Novell y Miquel de Palol, entre otros, estuvieron marcados tanto por los libros como por el nacionalismo y la ideología. Y por el alcohol, el combustible junto con el café de las tertulias literarias: "A finales de los setenta, y como resultado de un desorden de borrachos, la tertulia se trasladó al Bauma, y entró en un periodo letárgico y acabó teniendo una muerte natural", recuerda Palol. En los años ochenta y noventa, el bar del cine Astoria acogió a Cristina Fernández Cubas, Carlos Trías, Enrique Vila-Matas y Vladimir Herrera, quienes contaron con invitados de excepción, como José Bianco, editor de la revista Sur y amigo de Borges. Y, como recuerda Javier Cercas en El vientre de la ballena, en aquellos años Alberto Blecua invitaba a sus alumnos a asistir a las reuniones del Oxford. Esa es la historia oficial. O al menos parte de una historia oficial posible. Porque es imposible trazar el mapa completo de las tertulias barcelonesas. Había otros encuentros de carácter artístico, menos conocidos, muchos de ellos protagonizados por mujeres, que tenían lugar en casas privadas. Particularmente importantes, en los años veinte, son los patrocinados por Carme Karr o Narcisa Freixas, frecuentados por Francesca Bonnemaison, que fueron espacios de introducción del feminismo en Catalunya. En el prólogo a Pombo, el libro en el que la editorial Visor reunió en 1999 todos los textos que Gómez de la Serna dedicó al célebre café madrileño, Andrés Trapiello lo deja claro: las tertulias "eran cosa de hombres, por lo mismo que los salones eran cosa de mujeres (por esas mismas fechas funcionaba la de la Pardo Bazán, la de Colombine o la de dos o tres aristócratas literatas), a las que no se veía del todo bien que entraran en según qué cafés y a qué horas". También las redacciones de las revistas, desde la de L'Avenç en la Ronda Universitat a finales del siglo XIX, hasta la de Lateral en el paseo Sant Joan durante nuestro propio cambio de siglo, pasando por las de Destino o Ajoblanco, fueron sedes permanentes de tertulias literarias. De hecho, aunque a veces se constituyan como tales, la mayoría son informales, tienen lugar en cualquier sitio donde se dé cita un grupo de lectores. No hace falta que sea el Bar Glaciar o Casa Leopoldo. Puede ser, sin ir más lejos, el Bar Leonés. Las tertulias siguen dos vías de composición: la reafirmación de la amistad y la generación de nuevas amistades. Junto al congelador de los helados se suceden los cafés, las aguas, las cañas, algún carajillo, una copa de vino rosado. Empezaron a reunirse "para hablar sobre actores y cine, porque Alquézar es un erudito en la materia, no tienes más que leer su blog Lady Filstrup -me cuenta Pérez Andújar, que viene siempre andando desde el Clot, poco más de una hora de caminata-, y Gallardo, que fue guionista, los conocía a todos". El hecho que dos libros suyos, La noche de América agonizante y Yo, Curtis Garland, fueran publicados por Bravo en su editorial Morsa; y que Robert lo entrevistara para Quimera y lo invitara a escribir un capítulo de Asesino Cósmico, una novela que homenajea la literatura popular española de los años 50, 60 y 70, completó el círculo. Francisco Caudet, alias Frank Caudett, ha sido en varias ocasiones el invitado estrella, pero cada vez le cuesta más acudir desde l'Hospitalet, por problemas de salud. Juan Gallardo tiene ochenta y dos años, una gorra donde se lee "Madrid" y una sonrisa en plano fijo: "Casi todos los de la vieja Bruguera han muerto, como Escobar, el creador de Carpanta y de Zipi y Zape, que además tuvo alzheimer y olvidó toda aquella época". La editorial impedía de todos los modos posibles que los autores se conocieran entre ellos, para evitar que se organizaran en contra de sus abusos en materia de sueldo y de derechos de autor, de modo que "no teníamos tertulia, por supuesto". Pero eso no significa que, con los años, no formaran su propia comunidad del anillo: Francisco González Ledesma, alias Silver Kane, Antonio Vera, alias Lou Carrigan, Luis García Lecha, alias Clark Carrados, y Caudet y Gallardo. Quien mejor ha retratado aquella época ha sido Paco Roca en su cómic El invierno del dibujante. Pero se centra en el mundo de los tebeos y no en su universo paralelo: el de las novelas de bolsillo. Para explorar esa dimensión desconocida hay que acudir a Sonrisa de nieve, el blog que el guionista barcelonés Raule le ha dedicado al abuelo materno que no llegó a conocer: Manuel Arsís Solbes, alias M. de Silva. El blog es sobre todo una pequeña enciclopedia de cultura popular, una biografía fragmentaria y un álbum de fotos de familia y de portadas escaneadas; pero también actúa como una tertulia: con comentarios de protagonistas y de lectores y con invitados. Uno de los post documenta la visita de Rafael Barberán y de Àngels Gimeno, alias Ralph Barby, a Las Comidas Frikis, la tertulia que lidera Raule en el restaurante Eucaliptus del Raval barcelonés. El encuentro nació a principios del 2000, cuando el dibujante Roger Ibáñez, el guionista Albert García y Raúl Anisa, alias Raule, se reunieron en "un Bocatta de la calle Santa Anna, para ver qué podíamos hacer con nuestras ideas y con nuestros esbozos, pero se fue corriendo la voz y fuimos creciendo, llegaron también músicos y estudiantes de letras, pero sobre todo éramos gente del mundo del cómic". Después se trasladaron a otros lugares, como el Viena, el Sitges o el Petit Xaica. Llevan ya tres años en el Eucaliptus, donde se congregan entre otros Josep Maria Martín Saurí, "un mito viviente, un prodigio, sobre todo conocido por sus dibujos de Odiseo", Jordi Ojeda, gran divulgador del cómic español y profesor de la UPC, y muchos de los autores de las historias que se reunieron en Barcelona, un volumen colectivo que publicó Norma el año pasado, fruto de la tertulia y símbolo de su pintoresco espíritu: "Catalanes, gallegos, muchos italianos, Las Comidas Frikis se han convertido en un punto de encuentro de referencia, hay invitados y habituales con quienes después coincidimos en festivales españoles y europeos, incluso hemos tenido descendencia: las Comicomidas de Madrid son hijas de las nuestras". El coleccionismo siempre se ha entreverado con la conversación erudita sobre los tesoros conseguidos. Por eso tal vez sean dos los núcleos alrededor de los cuales más tertulias han proliferado en las últimas décadas: el Mercat de Sant Antoni y la librería Gilgamesh (en cuyas inmediaciones de Arc de Triomf fueron apareciendo, por el efecto llamada, otras tiendas de cómic y coleccionismo). En este polo hace ya cuatro años que desapareció la tertulia del Bar Mariona, que se fue convirtiendo, bajo la dirección de Pau Martínez y Àlex Vidal, en un club de lectura de literatura fantástica de la Biblioteca Jaume Fuster, que lo aloja desde hace ya seis años. Ese movimiento, de la tertulia informal al club de lectura institucionalizado, se ha dado de forma masiva durante los últimos quince años. Signo de los tiempos. El primer club de lectura de la red de bibliotecas de Barcelona nació en la Bonnemaison en 1997. En la actualidad son setenta y cinco los clubes en marcha, en treinta y siete bibliotecas y con unos mil doscientos participantes. Hay que sumarles los de los centros cívicos, los de los centros culturales y los de los museos, hasta concebir una red de espacios de debate menos romántica que la de las tertulias de café, pero más democrática y seguramente más popular. Los datos me los proporciona Óscar Carreño, director de programas y cooperación de las Bibliotecas de Barcelona, quien añade: "Otra experiencia que está muy bien es el club internacional BCN-Medellín, un encuentro mensual entre un grupo de lectores de cada ciudad en el que comentamos libros, alternando autores de ambas orillas, lo montamos en el CCCB, a través de la Anilla Cultural y es una experiencia fascinante". La tertulia on line en tiempos de videoconferencias y talleres virtuales. No hay duda de que para miles de escritores y lectores, Facebook es la Gran Tertulia de nuestra época. Para "ser verdaderamente contemporáneo", escribió Gómez de la Serna, tenían que "vivir en el café". Uno de los modos de serlo ahora es comentar la cultura en los blogs y en las redes sociales, donde espontáneamente se configuran comunidades con un núcleo de habituales y una periferia de ocasionales, que no tienen por qué vivir en la misma ciudad para mantener conversaciones. Y además pueden hacerlo a diario. Qué digo: hora a hora. Minuto a minuto. La tertulia como contraseña La deslocalización de la tertulia, no obstante, también puede dar como resultado encuentros en carne y hueso. Es el caso de la Orden de Finnegans, cuyos miembros (Vila-Matas, Eduardo Lago, Jordi Soler, José Antonio Garriga Vela, Malcolm Otero Barral y Marcos Giralt Torrente), con mayoría barcelonesa pero dispersos por varios puntos geográficos, se citan anualmente en Dublín para celebrar el Bloomsday. En La ciutat interrompuda, Julià Guillamon interpreta Historia abreviada de la literatura portátil, de Vila-Matas, como la traslación a la época de las vanguardias y a sus protagonistas de escenas y anécdotas vividas por el autor en locales emblemáticos como Bocaccio. Pocos escritores barceloneses han sido tan constantes como Vila-Matas en la asistencia a conversaciones de café. Desde octubre del año pasado, acude semanalmente al bar Sandor, para reunirse con Juan Marsé, Valentí Puig, Joan de Sagarra, Javier Coma y John William Wilkinson. "Es una tertulia muy cerrada -me comenta-, hablamos de política, cine y literatura, por este orden, con mucho humor, y en literatura no se discute a Dickens, pero tampoco a Kafka, que a fin de cuentas leía a Dickens, pero los demás escritores no son invulnerables, ninguno se salva de alguna pulla". Otro rasgo propio de las tertulias literarias es su indefinición. Casi nunca son exclusivamente literarias. ¿Encuentro de amigos? ¿Reunión de cómplices? ¿Grupos de estudio? ¿Conversaciones sin más? Según Pablo Raphael, "el Cheers fue una tertulia que caminó de la formalidad hacia la informalidad, de los invitados más o menos formales, como Juan Villoro, a los jueves de fútbol". Nació con la organización del Festival Fet a Mèxic y se instauró en medio de la semana de sus habituales como una isla. Forman o formaron parte de ella, con las idas y venidas propias de las raíces mexicanas, entre otros, Roberto Frías, Emiliano Monge, Fernanda Álvarez, Edson Lechuga, David Colmenares y Paz Balmaceda. Frías recuerda que "el concepto mismo de la tertulia parece algo que los mexicanos no terminábamos de experimentar sin haberlo ensayado en España misma, quiero decir, habiendo crecido en México con el referente, gracias a nuestras familias, las familias de otros amigos, o la cultura mexicana misma de la segunda mitad del siglo XX, donde la tertulia instaurada por los exiliados españoles marcó con fuerza el renacimiento de esa actividad". Ese microcosmos aparece retratado en el cuento La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco, de Max Aub. Son legión los escritores mexicanos que crecieron con la imagen de aquellos exiliados, muchos de ellos maestros, reuniéndose en los cafés para hablar de los libros que se oponían a la dictadura. En verdad la tertulia del Cheers -cuyo nombre es un homenaje a la teleserie- se reúne en un bar llamado Mr. Brown. Las tertulias son máscaras. Y contraseñas. La fábrica del lenguaje S.A., de Raphael, está dedicado al Cheers. Y la dedicatoria del libro de artículos póstumo de Juan José Saer, Trabajos, reza: "Al clan Putget". También en varias tesis doctorales se encuentran esas mismas palabras. "A finales del 2005, después de la publicación de mi libro El lago de los botes, el primero que publicaba en Barcelona -me cuenta Edgardo Dobry-, tuve la sensación de que algo pasaba, y de algún modo quise prolongar ese entusiasmo y generar un espacio de encuentro donde gente con afinidad intelectual y personal pudiera encontrarse". El espacio fue doméstico, entre amigos y vecinos. La consigna, que alguien enviara por e-mail proyectos en marcha para que se hubieran leído el día de la reunión. El núcleo fue argentino y estuvo compuesto por Nora Catelli, su marido, el psicoanalista Jorge Belinsky, y el propio Dobry. Pasaron por las tertulias, entre otros, Marietta Gargatagli, Alberto Caturla, Ana Basualdo o Lluís Maria Todó. "Lo interesante del grupo era su transversalidad a todo: edades muy distintas, nacionalidades diversas, disciplinas también distintas, duró, creo, un par de años, porque no quisimos institucionalizarlo". Antoni Martí Monterde, en Poética del Café, habla de tres estructuras posibles del café como institución, desde los años sesenta hasta ahora: formas epilogales, en las que se impone la melancolía por encima de la nostalgia, que continúan con ciertos hábitos modernos que supuestamente la posmodernidad habría descartado, como sería el encuentro físico; formas epigonales, estas sí nostálgicas, representadas por los simulacros de cafés y por las franquicias temáticas; y formas atópicas, cuyo máximo representante sería el Claudio Magris de Microcosmos, donde se demuestra un compromiso ético con las obras que surgieron de las mesas de ciertos cafés de Trieste, cuyo legado tiene que ser defendido. Después, escribe: "La búsqueda de locales donde, sencillamente, a pesar de las estructuras actuales, sea concebible la lectura y la escritura, pasa a ser así algo más que un gesto. Esa conciencia es, radicalmente, conciencia de presente". Sigo en el Bar Leonés. He perdido la cuenta de las rondas y de las veces que ha sido mencionada Tere. Bellmunt nos ha mostrado imágenes de su documental en el i-Phone. Pérez Andújar ha hablado sobre su último libro, Paseos con mi madre. Me pregunto si volverá a casa caminando o en autobús. La primera novela policial de Gallardo fue La muerte elige. Nos cuenta que está en racha con las quinielas, que lleva varias semanas ganando, que si acumula suficiente dinero quiere publicar otro librito en Morsa y financiarlo él en esta ocasión. El recuerdo de su difunta esposa envuelve la tertulia como papel plástico de burbujas, como si estos encuentros fueran equipaje frágil que viaja amenazado, a trancas y barrancas, hacia el futuro. Esos hombres, junto al congelador de los helados, son puro presente. No se me ocurre en este momento nada más contemporáneo.